Ignacio Gracia Noriega
Floro: Cronista de las guerras cántabras
Es el autor de la obra "Gestas romanas", que abarca desde la fundación de Roma hasta el nacimiento del Imperio
Aunque no se le considera entre los grandes historiadores romanos (Salustio, Tito Livio, Suetonio, Tácito), Lucio Anneo Floro es el autor de una obra importante, "Gestas romanas", que abarca desde la fundación de Roma por Rómulo hasta la fundación del imperio por Augusto, introduciendo una novedad aprovechada por historiadores modernos de cierta tendencia ideológica y metodológica. No escribe la historia a través de personajes destacados como Yugurta o Catilina como Salustio o de los doce primeros Césares como Suetonio, sino que elige como protagonista a un personaje colectivo: el pueblo romano. "Durante los setecientos años que transcurrieron desde Rómulo hasta César Augusto, verificó el pueblo romano tal número de hazañas, así en paz como en guerra, que si alguno compara la grandeza de su imperio con el tiempo de su existencia, a buen seguro que le atribuye más larga duración", escribe en el prólogo al libro primero de su obra. Estamos ante una historia casi hagiográfica de Roma, alejada de las críticas de Suetonio y de la severa condena moral de Tácito, en cuyos "Anales" e "Historias" es difícil encontrar personajes que no sean dignos de reprobación. A pesar de ello y a pesar de la sorpresa de Floro al considerar que en setecientos años Roma hizo más historia que cualquier otro pueblo sobre la tierna, el imperio romano sobreviviría aún miles de años: los imperios español, francés e inglés lo fueron a su imagen y semejanza, nos seguimos rigiendo por su legislación y continuamos hablando latín. Floro, por otra parte, dados los límites cronológicos de su relato, no tuvo que considerar a personajes abyectos, a locos frenéticos y a auténticos crápulas como Calígula, Nerón y Cómodo: no obstante, el imperio se mantuvo en pie, lo que nos incita a una reflexión sobre la función del Estado, a quien no parece afectarle que le rija un gladiador brutal como Cómodo, un loco como Claudio o un filósofo como Marco Aurelio. Por lo demás, a Floro le tocó escribir la historia de la mejor época de Roma: la de una monarquía agraria, la de una república austera, la de Julio César y la de la expansión de Augusto. En aquella Roma predominaban la decencia y la austeridad que echan en falta Juvenal y Tácito. Con el imperio, el Estado se fortalece y se convierte en un monstruo en el que predominan el despilfarro, la corrupción y la arbitrariedad: más o menos como ahora.
Floro pertenecía a la familia de los Sénecas e incluso se le atribuye la autoria de "Octavia", una de las diez tragedias de su pariente Séneca el filósofo. Nació en la España tarraconense y escribió bajo el imperio de Adriano. En su opinión la "caída del imperio romano" se debió a la decrepitud de los Césares: pero como la historia se toma su tiempo, tardó milenios en caer. Aviso para quienes creen que ya estamos en el futuro chino-electrónico. En cuanto a las guerras cántabras, es fuente principal, junto con Dion Casio y Paulo Orosio.
La Nueva España · 14 junio 2015