Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Los grandes clásicos

Ignacio Gracia Noriega

Plinio el viejo: La primera enciclopedia

El autor comienza a incluir en la "Historia" narraciones y aportaciones pintorescas que la dotan de vivacidad

De los dos Plinio, Gayo Plinio Segunda, llamado el Viejo (23-79 d. c.) para distinguirle de su sobrino, que tomó su nombre cuando él le adoptó, o Plinio el Joven (61-113 d. c. ), el primero tiene un interés muy superior al segundo, aunque éste no es desdeñable: fue cónsul y gobernador de Bitinia, y autor de una colección de discursos y de diez tomos de canas, entre las que figuran documentos de gran importancia histórica, como la correspondencia oficial escrita durante su actividad política. Su tío fue abogado, "procurador" en las provincias Narbonense. Tarraconense, en África y en la Galia belga, militar y consejero de los emperadores Vespasiano y Tito.

El episodio más conocido de su biografía es el de su muerte, ocurrida siendo almirante de la flota imperial con base en Miseno. Al producirse la erupción del Vesubio quiso observar de cerca aquel fenómeno y fue devorado por la lava en las laderas del volcán. Esta historia heroica, de mártir de la ciencia, la relata su sobrino en una carta dirigida a Tácito, mas algunos historiadores modernos ponen en duda esa versión. De lo que no cabe dudar es de la curiosidad científica de Plinio, contenida en los treinta y siete libros de la "Historia natural", que abarcan la descripción del universo y de la tierra, de los reinos animal, vegetal y mineral, del hombre y de su organización social y de su comportamiento como especie. Se trata de la primera compilación en la que el mundo es concebido como una totalidad.

Plinio sienta las bases del conocimiento enciclopédico, fundamentado en la clasificación, y toda clasificación exige un orden, bien sea alfabético, como el enciclopedismo moderno, o por agrupamiento de especies, como hace Plinio Su "Historia" no se reduce a la escueta clasificación y a la seca descripción científica (en el sentido en que hoy se entiende esa palabra), sino que incluye narraciones y aportaciones pintorescas que la dotan de una gran vivacidad El encanto literario de Plinio aumenta en proporción a cuanto menos científico resulta de acuerdo con valoraciones actuales. Pues no desdeña leyendas y narraciones curiosas y extraordinarias que permiten aislar del conjunto de sus libros una zoología extravagante. una vegetación fantástica y una farmacopea basada en los remedios proporcionados por el reino vegetal, aunque no se excluyen el mineral e incluso el animal: por ejemplo, las ostras son eficaces para el tratamiento de picaduras y envenenamientos, añadiendo que, además, "se les atribuye la palma entre los manjares".

La civilizada sociedad romana apreciaba los mariscos, que fueron olvidados o proscritos por la barbarie Muchas de sus páginas parecen trasladarnos a los viajes fabulosos de Sir John Mandeville o a las fantasías de las 1001 Noches. Suele ser muy preciso en sus afirmaciones y a veces resulta poético, como cuando afirma que la mantequilla es la espuma de la leche. La naturaleza se manifiesta diferente según la geografía los animales de mayor tamaño del mar Indico son el pez sierra y la ballena, mientras en el mar de la Galia el cachalote es mis alto que las velas de los barcos y expulsa grandes chorros de agua.

Estas noticias "científicas" no contradicen relatos fantásticos como que en tiempos de Tiberio fue visto un tritón en una cueva haciendo sonar una caracola. No obstante, considera animales fabulosos a los pegasos, sirenas y al tragopan, "del que muchos aseguran que es más grande que el águila" Denuncia los "disparates" de los magos y considera ineficaz llevar el diente de un topo vivo como amuleto contra el dolor de muelas. Y, en fin, afirma, como irrebatible, que "de los animales terrestres, solo el hombre es bípedo".

La Nueva España · 24 mayo 2015