Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Los grandes clásicos

Ignacio Gracia Noriega

Julio César:
La prosa del conquistador

Personaje inmenso y múltiple, como escritor y gobernante su figura es comparable a la de Churchill

Todos los que hayan hecho el viejo bachillerato recordarán que la Galia está dividida en tres partes: “una que habitan los belgas, otra los aquitanos, la tercera los que en su lengua se llaman celtas y en la nuestra galos". Así arrancan los "Comentarios de la Guerra de las Galias", uno de los libros de memorias militares más valioso que jamás se ha escrito. Su autor, Cayo Julio Cesar (100-44 a.C.) es una figura inmensa y múltiple. En sus comentarios, tanto de "La Guerra de las Galias" como de "La guerra Civil" encontramos además de descripciones de batallas y campañas, reflexiones de carácter histórico y político, apuntes etnográficos, retratos de personajes y hasta observaciones de carácter psicológico: "Emocionados los soldados por esta arenga, le interrumpían (a Curión) a menudo mientras la pronunciaba, de manera que parecía que se dolían mucho de la sospecha de su infidelidad: pero todos le exhortaban cuando se ausentaba de la asamblea, a que tuviera ánimos y no dudara de ninguna manera de entablar combate y pusiera a prueba su lealtad y valor".

Se considera "Germania" de Tácito, como uno de los primeros estudios etnográficos sobre un pueblo concreto. Pero las observaciones de Julio César sobre los galos son anteriores y a él le debernos mucha información sobre la religión céltica, aunque su punto de vista al describirla es el de un hombre civilizado y escéptico, que informa sobre las creencias de un pueblo bárbaro. Escribe de propia mano sus memorias en tercera persona, no tanto para dotarlas de objetividad como para darse mayor libertad como escritor. En consecuencia, no se presenta como el autor, sino como un personaje de su relato a través del cual se contemplan los hechos narrados. César, según César, es un militar muy capacitado que tanto como soldado como escritor posee una visión global de las campañas a las que asiste. Su posición es la de quien dirige las guerras de la Galia y la civil, pero contemplado desde afuera, como si sus hechos estuvieran escritos por un cronista privilegiado. ¿Quién puede narrar mejor la guerra que el general en jefe? Aunque Tolstoi lo niega, alegando que la percepción de los acontecimientos por parte del general no es mejor que la del soldado raso.

Por otra parte, la sombra de César no oculta la presencia de los demás, entre los que se encuentran antagonistas de gran talla, como Pompeyo en la guerra civil y Vercingétorix en las Galias. Su prosa es precisa y dinámica: un modelo de prosa latina y de prosa narrativa en cualquier época. Y no se detiene Julio César en la guerra y en la literatura. Como político, tal vez haya sido el más importante de Roma: sentó las bases de su expansión hacia Europa y la cuenca del Mediterráneo, encauzó la antigua república hacia el imperio, hizo reformas económicas y legislativas, amplió la ciudadanía romana a otras provincias, aplicó un nuevo calendario, etcétera. Como soldado, se le compara con Alejandro y Napoleón; como escritor y gobernante le compararíamos con Churchill: ambos escribieron las crónicas de hechos decisivos de los que fueron a la vez protagonistas y directores. Además, fue un orador brillante y un poco poeta, autor de un torneo de poesías y de un drama sobre Edipo, de un tratado sobre la analogía y de otro sobre las estrellas. Esas estrellas que, según Shakespeare, estaban alocadas la víspera de su muerte como si fuera a morir un rey.

Por cierto, que a César le ofrecieron la corona y la rechazó tres veces. Era clarividente, y sabía que tanto la vieja monarquía como la república no podían ser recuperadas. Después de el, surge una nueva Roma que se extenderá por el mundo.

La Nueva España · 29 marzo 2015