Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Personas y hechos de Asturias

Ignacio Gracia Noriega

Máscaras de invierno

«Las máscaras de invierno en Asturias» (RIDEA 1993), de Eloy Gómez Pellón y Gema Coma (a quienes conjeturo jóvenes, demócratas y matrimonio, ya que dedican la obra «a nuestras hijas Lucía y Ana»), es un trabajo, calificado en el subtítulo como «una perspectiva antropológica», que, en principio, podría resultar sugestivo, dado el tema que aborda. También sus autores podrían aspirar a ser el Caro Baroja de los tiempos nuevos asturianos puesto que se les debe asimismo «Fiestas y rituales de Asturias. Período estival», publicado en 1986 «gracias al empeño de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes» o sea, que tenemos el equivalente a «El Carnaval» y a «La estación de amor» surgidos del mismo tiempo. No obstante, al único maestro que proclaman es Juan Ignacio Ruiz de la Peña.

El tema de las fiestas invernales es amplio y el propósito de reducirlo a un volumen de breves dimensiones, digno de todo elogio. Por otra parte, algunas de estas festividades se mantienen todavía en Asturias (por ejemplo, el «guirria» en Ponga) o, al menos, se conserva su recuerdo. Sin embargo, Pellón y Coma señalan repetidamente algo muy cierto: al desaparecer unas formas de vida agrarias, absorbidas o desmanteladas por el industrialismo y el predominio urbano, tales tradiciones se encuentran en trance de desaparecer, debido a lo cual a un etnógrafo de hoy le resulta casi imposible hacer observaciones directas, tal como las hicieron Balbín de Unquera, Juan Menéndez Pidal, Fausto Vigil, Juan Uría, Aurelio de Llano o Constantino Cabal, que asistieron al crepúsculo de tales festejos. En consecuencia, no creen posible el resurgimiento pleno de estas fiestas, porque, como señalan, el laicismo está implícito en las culturas urbanas, y tales resurgimientos, digo yo, tienen una finalidad laica, reduciéndose «al simple desfile de una comitiva ataviada como en el pasado». Otras opiniones dignas de ser tenidas en cuenta se deslizan en este trabajo, donde, a pesar de ellas, las novedades no abundan. «Las mascaradas de invierno en Asturias» tiene la estructura de una memoria de licenciatura: hay un preámbulo en el que los autores muestran su saber convencional y académico, y luego descienden a los detalles, centrados principalmente en las mascaradas navideñas y el Carnaval, para regresar, en el cuarto capítulo, al terreno académico teórico. Todo ello realizado con evidente pobreza teórica y torpeza expresiva. Hacen una crítica a Cabal, en la que no les falta razón: «El estilo descriptivo del autor, experto de cualquier academicismo y evasivo con frecuencia, propio de su oficio periodístico...». Mas ellos caen en el defecto contrario: el academicismo lastra y tara su obra, y, en cuanto a su estilo, más vale no hablar: unas veces escriben como políticos en activo («La dinámica festiva del Estado español», página 22), otras sencillamente con los pies («Llegado determinado momento y aparentando el cristiano no poder contener su indignación, levanta su arma agresivamente mientras el moro, unísonamente, toma la misma determinación», página 72). Repiten el verbo «estigmatizar» en el sentido de influir o condicionar; hablan de un «voluptuoso faldamento» y se les escapa un «valoraos», como si fueran Felipe González, pero que incluso en un trabajo «científico» hace feo. Por otra parte, a los autores los citan sólo con la inicial de su nombre, de modo que no sabemos quién puede ser «A. Machado», salvo el mencionado Ruiz de la Peña, a quien le ponen el nombre completo. En cuanto a la opinión de que la democracia sea marco más adecuado para esta clase de estudios, no deja de ser una tontería.

Con obras como ésta, el RIDEA corre el riesgo de convertirse en una sucursal del departamento de publicaciones de la Universidad. No porque carezca de interés, que lo tiene; pero de tan académica resulta espesa, por lo que su difusión sería más adecuada en otro ámbito más restringido.

La Nueva España · 22 junio 1994