Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Bajo las nieblas de Asturias

Ignacio Gracia Noriega

Enrique Flórez

El P. Enrique Flórez es el iniciador de una de las empresas historiográficas más monumentales y consistentes de España. Espíritu ilustrado y enciclopédico, escribió un sector de la gran enciclopedia universal: «La España sagrada». Nació en Villadiego, en la provincia de Burgos, en 1702. Pertenecía a familia ilustre; con 17 años profesó en los Agustinos de Salamanca, y, después de estudiar en esta famosa ciudad universitaria, en Valladolid, en Ávila y en Alcalá, brilló en la predicación, el aspecto más mundano de la actividad religiosa. En aquel tiempo, los predicadores eran farragosos y huecos; el P. Isla los satiriza muy adecuadamente y con mucho humor en su «Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes». Todo lo contrario del fárrago y de la oquedad es el estilo del P. Flórez, que tiende a ir siempre al grano, sin desviaciones ni florituras: razón por la que tal vez no se le considera como gran estilista, pero razón también por la que la lectura de su prosa no resulta enojosa. Flórez escribe con naturalidad, de modo que se le lee naturalmente. Ignoro si por este camino ganó fama desde el púlpito, pero tampoco puedo afirmar que una cosa era Flórez orando y otra escribiendo. En Madrid frecuentó el trato de Gregorio Mayans, Juan Iriarte, Nasarre, el P. Sarmiento, el amigo de Feijoo, y otros eruditos y académicos. Obtuvo una cátedra en la Universidad de Alcalá, y, joven aún, comenzó la publicación en 1732 de una «Teología escolástica», en seis volúmenes; que no era Flórez escritor de escaso aliento. No obstante su saber teológico, pronto derivó hacia el campo de la investigación historiográfica: «Clave historial con que se abre la puerta a la historia eclesiástica y política», publicada en 1743, constituyó tan grande éxito que fue reeditada una docena de veces en poco más de medio siglo. De su dedicación numismática y genealógica son muestra «Medallas de las colonias, municipios y pueblos antiguos de España» (1757), en tres volúmenes, y «Memoria de las reinas católicas, historia genealógica de la casa real de Castilla y León» (1761), en dos volúmenes.

En 1747 inicia la publicación de «La España sagrada», inmensa compilación que habría de constar de cincuenta y un volúmenes. Para acometer esta formidable empresa hubo de renunciar a la cátedra de Alcalá y al púlpito. Su trabajo será arduo y silencioso. Concibió esta obra monumental y la ejecutó hasta donde pudo llegar. A él se le debe la concepción de la obra y veintinueve tomos, los dos últimos publicados póstumos. El libro «La Cantabria» (1768) en principio había de ser un apéndice de la obra principal, pero se publica de manera independiente porque en él se estudian varios puntos, «dignos de particular consideración, con más examen y extensión que las regulares materias».

El P. Flórez, para componer «La España sagrada», dividió la península Ibérica por diócesis, de las cuales estudia su fundación, monedas, monumentos, inscripciones, manuscritos, obispos, abades, santos, iglesias y conventos. No es, pues, «La España sagrada», sólo obra histórica, sino también catálogo. El P. Flórez incorporó a ella numerosos documentos y manuscritos antiguos, algunos de los cuales posteriormente se han perdido. Entre el material incluido figuran la «Crónica compostelana» o los «Anales toledanos».

Flórez murió en 1773, dejando su obra inconclusa. Pero la orden agustina quiso que se concluyera, encomendándole su continuación a los padres Risco, Merino y La Canal. No llegó el P. Flórez a escribir sobre Asturias ocupándose de ello el P. Risco (1735-1801) en tres tomos. Risco se trasladó a Asturias en 1790, para recorrer con detalle el Principado e investigar en el archivo de la catedral de Oviedo, en Corias y en otras bibliotecas y archivos asturianos. El primer tomo, publicado en Madrid en 1789, abarca desde los tiempos más remotos hasta el siglo X; el segundo se refiere a los siglos X, XI, XII, XIII y XIV, y el tercero llega hasta finales del siglo XVIII, el momento en que escribía su autor.

«La España sagrada», a pesar de su asunto religioso, es obra racionalista, de ilustrado. El P. Flórez busca la verdad histórica, prescindiendo de leyendas y fantasías; este espíritu es observado por sus continuadores.

La Nueva España · 24 de octubre de 2002