Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Bajo las nieblas de Asturias

Ignacio Gracia Noriega

Por Juanín de Mieres

La decisión del Ayuntamiento de Oviedo, a propuesta de Gabino de Lorenzo, de nombrar hijo adoptivo de Oviedo al gran Juanín de Mieres ha estado llena de justicia hacia una personalidad sin par, y de reconocimiento a un arte que él encarnó como pocos a lo largo de este siglo que ahora hace mutis a pasos agigantados. Con sus más de 90 años, Juanín de Mieres es «historia viva» de la tonada astur. Esto de «historia viva» parece tópico, pero, ¿cómo se puede describir una trayectoria que se dilata a lo largo de buena parte del siglo XX? Felizmente, algunos de los mayores intérpretes de la tonada astur alcanzaron notable longevidad. Todavía alcancé a escuchar, una noche, ya muy avanzada, a Vicente Miranda y a «Cuchichi», en la barra del restaurante Feudal, donde hoy está el restaurante La Goleta. De aquella, Miranda ya estaba enfermo y daba síntomas de cansancio. «Cuchichi» le sobrevivió todavía muchos años, y tuve mucho trato con él, porque un hijo suyo, Álvaro, era vecino mío en Oviedo. Vivía en un cuarto piso, sin ascensor, y allá subía «Cuchichi», como quien no quiere la cosa. Cuando se le hizo una comida de homenaje en el hotel Principado, el 31 de enero de 1976, con motivo de imponérsele la medalla al Mérito en el Trabajo con categoría de plata, cantó a los postres «Soy asturianín», con mucho gusto y muy buena técnica. Presidía, junto a «Cuchichi», el gobernador civil, recién llegado (debía ser el primer gobernador después del fallecimiento de Franco), quien, muy consciente del papel que debía representar en aquel acto, pronunció unas palabras en las que evocó las maravillas cantoras del famoso trío «Los Cuatro Ases». Más en su sitio y más simpáticas, Diamantina y otras cantaban a coro: «El campeón, / aunque tenga ochenta y cinco / sigue siendo el campeón». El menú se compuso de entremeses especiales, huevos escalfados cazadora, rosbif a la inglesa, biscuit glacé con pastas, vinos, cafés licores, por 600 pesetas cubierto. Hoy por seiscientas pesetas no te dan ni una «pizza» de esas que las señoras elegantes siempre denominan «picha» en las películas americanas.

No es la primera vez que cuento esta historia, ni la primera que escribo sobre Juanín de Mieres, almirante y caballero. «Cuchichi», que era más bien terrestre, sería como coronel general, que era el grado supremo que reivindicaba para sí don Ramón María del Valle Inclán. Muerto Cuchichi, ¿es que hay o habrá otro como Juanín de Mieres?

Hoy Juanín de Mieres es la canción asturiana viva: pasado, presente y futuro. «Juan Menéndez Muñiz, "Juanín de Mieres", forma parte de los clásicos de la canción asturiana, una serie de cantantes que por las características de su voz y por la propia personalidad interpretaron y crearon un conjunto de composiciones que el resto de los intérpretes tiene de referencia obligada», afirma Gabino de Lorenzo en la moción de propuesta. Yo iría un poco más lejos. No es uno de los clásicos, es el clásico. Nacido en el corazón de la canción, la ha ido dispersando por Asturias y por el mundo. Escribió Ramón Pérez de Ayala, parafraseando un conocido refrán británico, que donde está un asturiano está Asturias entera. Y donde está la tonada, ese puro derroche de lirismo, se improvisa Asturias con la máxima facilidad. Esta canción que nombra lugares, molinos, vacas, castañas, puertos de montaña y neñas: «A la salida del Sella», «Ayer me dixo tu madre», «Tengo de subir al puerto», «Amagostaste castañes», «Entre la Pola y el Pino» ... La voz de Juanín vale para todos los registros, desde las vaqueiras hasta tonadas de menor entidad, cantadas siempre con buen gusto. La canción asturiana, que tuvo su presidente, tiene su almirante ya para siempre: título éste, el de Almirante, que le puso Ricardo Vázquez Prada en la época de los concursos de «Región». Ahora el Almirante, Juanín de Mieres, es hijo adoptivo de Oviedo, ciudad en la que ya tienen calles Los Cuatro Ases y Quin el Pescador, entre otros. «Rindiendo homenaje a este cantante se lo rendimos al conjunto del folklore de nuestra región», ha dicho Gabino de Lorenzo. Juanín de Mieres es casi un siglo de tonada astur, ahí es nada. De un folklore que para los asturianos resulta entrañable, como surgido de lo más profundo del alma de nuestra tierra.

La Nueva España · 1 julio 1999