Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Mirador de sombras

Ignacio Gracia Noriega

La batalla de Azincourt

La victoria inglesa sobre los franceses estuvo en el origen de "Enrique V", de Shakespeare

El año del segundo centenario de la batalla de Waterloo lo es también de la batalla de Azincourt, celebrada cuatrocientos años antes, el 25 de octubre de 1415, festividad de los santos Crispín y Cirpiniano, zapateros. Son dos perdurables victorias de las armas inglesas en el continente, con la diferencia de que en Azincourt lucharon los ingleses solos (seis mil hombres contra más de treinta mil franceses y su florida caballería), y en Waterloo, de no haber sido por la oportuna llegada de los prusianos de Blücher, Wellington lo hubiera pasado muy mal. Sobre ambas batallas se escribió excelentísima literatura: sobre la primera, el "Enrique V" de Shakespeare, y sobre la segunda, páginas de Víctor Hugo, de Thackeray; sobre todo, el capítulo III de "La Cartuja de Parma", de Stendhal, en el que se describe la primera batalla de la literatura moderna y de la que Tolstoi, según confesión propia, aprendió a escribir batallas, a pesar de su experiencia como oficial en la Guerra de Crimea y de sus excelentes páginas a propósito del cerco de Sebastopol. Hasta entonces, las batallas eran hechos individuales, como en Homero, en la Biblia, en Lucano, en las leyendas artúricas: a partir de Stendhal, upa batalla es sobre todo confusión. Aunque en Azincourt los ingleses tuvieron las cosas mejor ordenadas que los franceses, y por eso la ganaron, pese a la inferioridad numérica.

Azincourt es un episodio no especialmente decisivo de la Guerra de los Cien Años. Enrique V zarpó para Normandía en agosto de 1415 con un ejército de doce mil hombres. Las cosas no pudieron empezar peor, pues la toma de Harfleur le costó seis semanas y la pérdida de la mitad de sus hombres y efectivos. Dirigiéndose a Calais, que se encontraba en poder los ingleses, durante días muy lluviosos, fue bloqueado por el ejército francés en una zona boscosa y anegada. La batalla tuvo lugar en una llanura al fondo de la cual se divisaba un castillo. Enrique, consciente de su inferioridad, prescindió de la caballería, colocando a los caballeros a pie en el centro de la formación, flanqueados por arqueros y forzó el ataque de los franceses, cuya caballería revestida de hierro quedó trabada en el barro, y aquí intervinieron los legendarios arqueros ingleses, las cuerdas de cuyos arcos no se habían humedecido durante las noches por haberlas revestido con cuero. Allí fue el desastre de la caballería. Cinco mil franceses quedaron sobre el campo y muchos nobles fueron hechos prisioneros, entre ellos el gran poeta Charles de Orleans, que tardaría muchos años en regresar a Francia. Terminada la batalla, Enrique echó un vistazo al campo y preguntó cómo se llamaba el castillo que veía a los lejos. "Azincourt", le contestaron. Y todos entonaron "Non nobis" y el "Te Deum".

Después de la batalla Enrique quedó dueño del Norte de Francia y se casó con Catalina, la hija de Carlos VI, el rey de Francia. Pero en el aspecto diplomático, los resultados fueron más bien nominales. No así en el literario; Shakespeare escribió sobre ella la mejor arenga y la más emocionante literatura universal ("Enrique V", ac.IV, esc.111).

La Nueva España · 9 noviembre 2015