Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Mirador de sombras

Ignacio Gracia Noriega

Podemos o el lobo

La irrupción de un líder político carente de ideología e inferior a su homónimo Pablo Iglesias I

Tanto nos hablan de Podemos en términos alarmantes para las personas de orden que las más medrosas de éstas ya están pensando en tomar el camino del exilio antes de que se instaure en España el "chavismo bolivariano". Sobre todo, quien tiene dos pisos, ya está pensando que le van a quitar uno. En rigor, el único bolivariano que hubo en España fue el lenense José Manuel Castañón, el autor de "Moletú Volevá" y de "Me confieso bolivarianamente", fárrago más que libro, de una pesadez... bolivariana. Pues, ¿qué significa ser bolivariano? Calculo que parecido a ser zapatista en Méjico, porque Simón Bolívar no estuvo agraciado con una ideología más allá de los tópicos de la época, y mucho menos el pintoresco coronel Chávez. Aunque las cuestiones ideológicas hoy parecen que no importan: la de Cayo Lara es decimonónica, la de Pedro Sánchez no existe y la de Rajoy se reduce a no tener ideología y a acatar la herencia zapaterista (el aborto, la "memoria histórica", etcétera), para que no digan que es "de derechas". Pablo Iglesias II tampoco tiene ninguna ideología: se reduce a una coleta y a un cinturón, y en el aspecto ideológico no está a la altura siquiera de su homónimo Pablo Iglesias I, que tenía ideas recibidas de la Internacional y que a diferencia del joven Iglesias, que habla mucho, el Abuelo (como le llaman cariñosamente los socialistas a su fundador) escribió muchísimo, aunque como escritor era un pelmazo.

Pablo Iglesias II es un invento "mediático", como se dice ahora, alumbrado por oscuras estrategias reaccionarias. En España le puso en órbita la cadena televisiva de los monseñores y toda la prensa se volcó sobre él, más por lo que tenía de pintoresco que por lo que tiene de original Como ya no estamos en los tiempos gloriosos de Danny el "Rojo" y Cohn Bendit, Pablo, chico avispado, cambió el discurso, que en su esencia repite lo que decía el coronel venezolano a las turbas: "¿Y por qué el pueblo no va á tener una gallina para cenar?". Pero aparte esta infantil demagogia, ¿cómo van a proponer sistemas tercermundistas, venezolanos o iraníes, en pleno Primer Mundo? Es el absurdo de los absurdos, la guinda a la absurda vida política española actual, del todo desprestigiada y devaluada.

Podemos es el aviso y chantaje puesto en circulación por el sistema que esa formación autocalificado como antisistema dice combatir. Es como asustar a los niños con el coco o a las ovejas con el lobo. Pero el verdadero problema no es Podemos, ni mucho menos. El auténtico y grave problema va a ser la abstención de un pueblo soberano asqueado de votar a incapaces y chorizos. Por eso nos pasan a Podemos a primer plano, para decirnos: vean a qué vamos a llegar si no nos votan a nosotros, a los partidos de siempre que están perdiendo clientela como agua metida en una cesta de mimbre. De lo que se trata es de votar, y no lo olviden: incluso los que votan al antisistema ya se integraron en el sistema.

La Nueva España ·27 noviembre 2014