Ignacio Gracia Noriega
Dar peces sin permitir pescar
Un debate entre un periodista y un cardenal sobre la pobreza que al final fue archivado
Siendo el actual Papa todavía el cardenal Bergoglio concedió una entrevista al periodista norteamericano Chris Mathews, de la MSNBC, que no llegó a publicarse, no por presiones de la Iglesia, sino porque la MSNBC consideró que archivarla era más "políticamente correcto". En el curso de la entrevista se produce un auténtico "debate sobre la pobreza", en el que, por utilizar un término boxístico, el cardenal puso contra las cuerdas al periodista, el cual había abierto el fuego con una pregunta que no tiene fácil respuesta, o, si se prefiere, que tiene una respuesta muy sencilla: "¿Qué opina usted sobre la pobreza en el mundo?". La "entrevista" fue calificada de "encerrona", porque el periodista acudía bien provisto de argumentos para desmontar los que empleara el cardenal. Mas el cardenal sin duda conoce la Biblia mejor que el periodista y tuvo en cuenta el episodio relatado en I Reyes, 10.1:3. Habiendo llegado la fama de Salomón a los oídos de la reina de Saba, ésta acudió a Jerusalén para comprobar si no era exagerada y para "probarle con preguntas difíciles", y, para sorpresa de la reina, "Salomón le contestó todas sus preguntas y nada hubo que el rey no le contestase".
Preguntar sobre la pobreza a un cardenal es como preguntarle a una feminista qué opina sobre al aborto, con el matiz de que la Iglesia sabe mucho más sobre la pobreza que las feministas sobre el aborto (si supieran algo, aunque fuera poquísimo, no lo calificarían de "sagrado"). Durante dos mil años, es decir, durante la Historia más reciente de la Humanidad, la Iglesia ha luchado contra la pobreza y ha administrado la pobreza. Jesús no sólo dio el alimento espiritual de su palabra, sino también el material de panes y peces. Como administradora de la pobreza, la Iglesia, con pocos medios, es más solvente que el Estado y el socialismo: lo demuestra en estos momentos de "vacas flacas" por medio de sus actividades sociales, al margen del Estado y del partido. El arma contra la pobreza de la Iglesia es la caridad, que no tiene que ver con la difusa "solidaridad", que vale para cualquier cosa, incluso para calificar un colchón o un bolígrafo. En su respuesta, Bergoglio desliza una espléndida definición del socialismo: "Dar peces sin permitir pescar".
El cardenal no duda al referirse a Hugo Chávez y otros de su banda que forman "un estado de dependencia con falsas promesas" en paralelo a quienes en Europa y América, por la vía capitalista, han endeudado a la gente para incrementar su poder. De un lado, demagogia e ineficacia y de otro rapiña, y, en medio, la solución propuesta por el cardenal: "La educación es la gran solución al problema. Debemos enseñar cómo salvar el alma, pero enseñando a impedir la pobreza y no permitir que el Gobierno conduzca a este penoso estado". Atribuye al socialismo setenta años de pobreza, la destrucción de incentivos, planificar las familias (lo que es un crimen contra la Naturaleza y contra Dios) y nacionalizar el universo para controlar todas las actividades humanas. A esto se le llama hablar claro.
La Nueva España · 17 octubre 2013