Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Mirador de sombras

Ignacio Gracia Noriega

El libro de horas de la Reina

La edición de algunas joyas literarias sigue siendo una obra de arte. Este breviario recuerda que España fue grande.

El año 999, víspera del fin del mundo, anunciado para el año siguiente, un monje plantó una viña. Porque a pesar de los terrores y aniquilamientos temidos y presentidos, la vida sigue, y la viña de aquel monje optimista sobrevivió al fin de los tiempos. Solo quien se comporta de manera natural, haciendo lo que sabe hacer y habitualmente hace, está preparado para sobrevivir a la catástrofe. Vivimos ahora en una época que los catastrofistas contemplan a través de cristales negros. La economía es desalentadora: pero eso ocurre en toda las casas en las que los gastos son superiores a los ingresos. Antes sucedía en las casas particulares, en las familias. Ahora le sucede al Estado. Hoy, como ayer, rebosa sabiduría la sentencia de un escritor del siglo XII. Pero Alfonso: no te detengas en la ciudad en la que se gasta más de lo que se gana.

Como el monje que plantó la viña para sobrevivir al fin del mundo, el editor Manuel Moleiro continúa su labor habitual de publicar libros como obras de arte. El desánimo al que nos hemos referido afecta de manera muy específica al gremio editorial, decidido a arrojar la toalla a la menor insinuación. Sin embargo, existen ámbitos editoriales que jamás podrán ser invadidos ni superados por la informática y la electrónica, de la misma manera que las más perfectas impresiones actuales no mejoran las prodigiosas arquitecturas de las páginas de los viejos libros. Nuestra época ha hecho avances muy considerables en el aspecto técnico, pero como objetos bellos, los multitudinarios libros actuales no superan a los salidos de las prensas todavía balbuceantes. En la época actual, la técnica es el presente, y se mejorará, sin duda, a no ser que el libro desaparezca a manos de los bomberos del sistema totalitario al que nos conducen, pero el arte y las excelentes maneras artesanales pertenecen al pasado. El trabajo artesanal se hace con amor, sabiduría y arte. El trabajo multitudinario solo es rutina: se aprieta un botón y lo mismo salen libros que tuercas.

Manuel Moleiro es un editor que busca su material en el pasado y lo devuelve al presente valiéndose de las técnicas impresoras más avanzadas. Sus ediciones casi originales reproducen con exactitud las joyas editoriales de antaño, con papel pergamino del mismo grosor del original, e incluso el mismo tacto y olor: nada digamos de las reproducciones de las pinturas. La encuadernación, a mano, se hace de acuerdo con las técnicas tradicionales. A pesar de los avances técnicos, las joyas continúan siendo arte manual.

El Breviario de Isabel la Católica es réplica exacta del ejemplar conservado en la British Library. Se trata de un breviario ricamente impreso e iluminado, con un valor en la época por encima de los 20.000 maravedís. «En el Cuatrocientos, un libro de rezo lujoso, hecho a mano, era un producto exquisito y susceptible de encarnar diversos significados», escribe Scot McKendrick en la introducción. En este caso, es un regalo del embajador Francisco de Rojas «a la divina Isabel, Reina de las Españas y de Sicilia, su más cristiana, poderosa, siempre augusta y más clemente y suprema señora», efectuado en 1497 con motivo de las bodas del príncipe de Asturias, don Juan, con Margarita, y de la infanta Juana con Felipe, hijos del emperador Maximiliano de Austria.

En aquel momento España, unidas las coronas de Castilla y Aragón, iniciaba su momento de máximo esplendor. Pocos años antes se había descubierto América y expulsado a los islámicos de Granada: dos acontecimientos cenitales que revolucionaron Europa entera, y no menos el segundo que el primero, ya que significó la primera gran victoria de los cristianos después de la caída de Constantinopla en 1453.

El Breviario es obra maestra del miniaturismo flamenco, y su artífice principal fue Gerard Horenbout. Las ilustraciones, con esplendores del azul, del rojo, del verde y del oro, presentan motivos bíblicos y medievales, algunos adaptados a la política del momento: la apología de la conquista de Granada en 1492 es interpretada como el rescate de Lot por Abraham. No falta, como es natural, la alegoría de la coronación de Isabel por la Santísima Trinidad con ángeles, arpistas y citaristas como testigos. La edición de este breviario tiene un significado muy estimulante en estos momentos. Hay editores que plantan viñas sabiendo que el trabajo bien hecho es el único antídoto posible contra el desánimo, y que mañana o, todo lo más, pasado mañana saldrá el sol. Nos recuerda, a la vez, que en el pasado España fue muy grande. Algo que los españoles de hoy tienen que reconocer si no aspiran a hundirse para siempre en la ceniza.

La Nueva España · 21 de junio de 2012