Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


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Ignacio Gracia Noriega

Unas opiniones de Doris Lessing

La Nobel de Literatura, recientemente fallecida, subrayaba que sin escritor no hay industria literaria

Cuando concedieron a Doris Lessing el premio Nobel de 2007, yo creía que había muerto hacía bastante tiempo. Ha fallecido recientemente, a los 94 años. No da el aspecto de ser una escritora apasionante: en este aspecto, puede emparejársela con Nadine Gordimer, y tal vez una y otra hayan recibido el galardón de la Academia Sueca por motivos extraliterarios. No obstante, sus opiniones sobre la literatura y la función del escritor son muy agudas y muy dignas de ser tenidas en cuenta. Recordemos algunas.

Tomando su propia experiencia como apoyo de esas opiniones, Lessing afirma que no se sintió escritora hasta que no tuvo una máquina de escribir. También aseguraba que destruía todos los escritos que no publicaba, lo que plantea la pregunta: ¿se escribe sólo para publicar? No digo que sean frecuentes, pero hay escritores que no publican, bien porque no encuentran editor, bien porque no quieren. Que no se fíen de los editores es un buen motivo para no publicar. Kafka es un excelente ejemplo de escritor inédito en vida, y Virgilio, de escritor que no quería dejar obra sobrante. Pero quien escribe para llenar cajones de manuscritos inéditos no deja de ser escritor, aunque lo sea a medias.

Para ser un verdadero escritor se necesita la complementariedad del lector. Pero no es imprescindible. Lo imprescindible es el escritor, y para serlo no hace falta lectores ni máquina de escribir. Se puede hacer una obra grande escribiendo para uno mismo con pluma de ganso.

Consecuentemente con esto, Lessing recomienda no hacer demasiado caso a los críticos. El juicio que su obra merezca a los críticos y a los lectores debe serle indiferente al escritor, pero debe tener en cuenta más a los lectores que a los críticos. Los buenos libros son para los lectores antes que para los críticos, aunque las opiniones de los lectores no deben influir sobre el escritor en el momento de escribir.

Otro asunto es el compromiso político; qué debe prevalecer, la política o la literatura. Lessing fue militante comunista, por lo que es natural que se plantee esta cuestión, aunque terminó poniéndose del lado de la literatura. Bien está que el escritor vote, lea los periódicos y procure mejorar las condiciones de vida de sus contemporáneos. Pero a la larga comprobará que los cambios que él pueda impulsar nunca serán lo suficientemente profundos, y pueden realizarse sin su colaboración. El escritor puede ser político en ratos de ocio, pero cuando escribe, si es honesto, debe ser ante todo escritor.

En cuanto al papel del escritor en la sociedad, Lessing da un consejo magnífico que no debiera ser olvidado por ningún escritor: "No dejes de repetir: "Sin mí, la industria literaria no existiría, ni los editores, agentes, subagentes, contables, abogados, departamentos de literatura, profesores, tesis, ensayos, crítica, los propios críticos, las páginas de los libros. Todo ese vasto y prolífico edificio existe gracias a esta insignificante, explotada, menospreciada y mal pagada persona: el escritor"". Tal vez la obra de Lessing envejezca, pero no estos consejos.

La Nueva España · 8 diciembre 2013