Ignacio Gracia Noriega
Un hombre de ideas
Evolución de una institución provinciana que necesita nuevos rumbos
Aunque abomino del partido único (que, sea fascista o marxista, siempre es el mismo), a veces un candidato único puede ser una buena solución. Es el caso de Ramón Rodríguez, nuevo director del RIDEA o Rinstituto, una institución provinciana y anticuada a la que tan sólo le quedan dos salidas: o desaparecer (que sería lo más sensato) o encaminarse hacia nuevos rumbos (a lo que parece que está decidido su nuevo director). Cuando menos, éste posee los papeles democráticos en regla, a diferencia de sus dos predecesores inmediatos, los cuales hubieron de claudicar y adular mucho a las jefaturas políticas provinciales porque quien paga, manda. Lo que fue «máximo exponente de la cultura franquista», según alegaban los socialistas que hace veintitantos o treinta años pretendieron hundirlo a torpedazo limpio bajo la línea de flotación, ahora tal vez pretendan aprovecharlo como florido vergel societario. Esperemos que Ramón Rodríguez, hombre inteligente e independiente, ponga un poco de orden en la vetusta (más por el tipo de actividades que por su edad) institución y que aporte al antiguo IDEA lo que siempre le faltó: ideas. Ramón Rodríguez es un hombre de ideas, no de un solo IDEA monolítico, pedregoso y dominio de reyes barbudos, y esperemos que sea, porque cualidades no le faltan, un presidente a la altura de J. E. Casariego, que luchó por la supervivencia del Rinstituto con la acometividad y pasión con que él sabía hacerlo, y de Francisco Tuero Bertrand, con quien el RIDEA alcanzó momentos de efímera pero brillante actividad intelectual. Con un intelectual honesto, independiente y conocedor del terreno que va a arar, como Ramón Rodríguez, es de esperar que el RIDEA se abra de una vez a la sociedad asturiana, a la que se mantuvo absurda y obstinadamente de espaldas durante décadas, y el primer paso para ello será que el Rinstituto deje de ser de una vez una institución auxiliar del departamento de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo.
Conozco a Ramón Rodríguez desde los lejanos tiempos de la fundación del PSOE «en la clandestinidad», y tanto a él como a mí como al abogado José M.ª Fernández nos resultaba muy raro cuando oíamos hablar de «autogestión» y de la «vía argelina al socialismo». Consecuentemente, los tres abandonamos el partido, aunque no a la vez ni por los mismos motivos. Ramón era demócrata y liberal, y para serlo no hace falta partido. El liberalismo es una cuestión de educación y aunque sea un «aldeano de Llanera», Ramón está muy bien educado. Hombre culto, que vive entre libros en el despacho más hermoso de España en la Biblioteca de la Universidad de Oviedo, director e historiador de esa biblioteca y autor de una «Geografía sagrada de Asturias», en colaboración con Juan Luis Rodríguez-Vigil, es el hombre adecuado para que el RIDEA se ponga a funcionar después de setenta años de mirarse el ombligo y de ser refugio académico de quienes no llegaron a serlo en las academias de Madrid. Esperemos que con él el RIDEA sea la Academia de Asturias. Ya es hora de que, al fin, el RIDEA sea algo.
La Nueva España · 19 abril 2013