Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


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Ignacio Gracia Noriega

Julián Herrojo, un lujo de la Iglesia asturiana

Semblanza intelectual y vital del nuevo párroco del Cristo de las Cadenas

Como resultado de la política de cambios de párrocos emprendida por los dos últimos arzobispos y que tanto desconcierta e incluso indigna a algunos feligreses, Julián Herrojo, hasta hace poco rector del Corazón de Jesús de Gijón, imponente templo urbano frente al Instituto Asturiano, que Herrojo restauró de manera ejemplar, dándole un sentido espiritual, que es lo suyo, y cultural, que es la añadidura, pasa como párroco al Cristo de las Cadenas de Oviedo, parroquia hasta no hace mucho rural, lindando con Latores, y ahora embebida en la ciudad que ya ha escalado y nodeado la capital del Cristo. Deja Julián Herrojo en Gijón grandes amistades y una gran obra. Hombre inteligente y agudo, implacable en materia intelectual e impecable en el vestir, tanto en ropas talares como seglares, con un excelente sentido del humor tanto más eficaz porque muchas veces su rostro no trasluce su chanza, divertido y ameno, serio cuando se trata de cosas serias y mundano si ha menester, sabe mirar, sabe ver (pues no todos los que miran ven), sabe escuchar y sabe decir. Y cuando dice, debemos entender su palabra pensada con rigor. Cura de su tiempo, bien informado de todo lo que sucede a su alrededor, posee también la espiritualidad de un monje: no en vano parte de su formación la obtuvo en el monasterio de Samos. Gracias a ello predica el Nuevo Testamento con conocimiento de causa, porque conoce muy bien el Antiguo. La Nueva Ley no ha abolido a la vieja en lo que ésta vale. Julián sabe, y no lo oculta, que si algo horma a Europa es el cristianismo. Jamás descendería a decir que Cristo fue el primer socialista, pero sin el cristianismo el socialismo no hubiera sido posible y sus aspectos más positivos son cristianos.

Julián Herrojo es un intelectual de primer orden y un arqueólogo distinguido que al cabo de años de permanencia en los Santos Lugares localizó la población de Caná, en la que Jesús hizo su primer milagro de convertir el agua en vino, a unos catorce kilómetros donde se suponía que se encontraba. Ha investigado también las referencias históricas, bíblicas y arqueológicas de Séforis, Naim y Taybe y publicado artículos sobre «Kraubab y los parientes de Jesús» y «La obra de España en Tierra Santa», y, como medievalista, «Monografía sobre San Julián. Los orígenes del culto al mártir de Antinoe y su extensión por Asturias desde el siglo IX». No solo la arqueología bíblica y la Alta Edad Media atraen su atención. Recientemente rastreó de forma exhaustiva y detectivesca los veraneos de Rubén Darío en Asturias: el resultado es un trabajo completísimo, «Asturias en la vida y la obra de Rubén Darío», todavía inédito, incomprensiblemente, dado el interés asturiano del tema y el férreo método seguido en la investigación: Julián buscó a Rubén como encontró a Caná. Un intelectual y un gran cura llegan a Oviedo. Sean bienvenidos ambos.

La Nueva España · 7 octubre 2012