Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Hemeroteca

Ignacio Gracia Noriega

El camelo de la cultura

Repaso crítico por algunas actividades desarrolladas en el centro Niemeyer de Avilés

Acostumbrados a escuchar despropósitos día tras días y a abrir el periódico temiendo que se haya producido ya el fin del mundo, como auguran y desean los impacientes por el Año Cero de la informática, es reconfortante leer en primera página que el Niemayer «amenaza con cerrar sus instalaciones el 8 de octubre» y que el consejero de Cultura opina que «los actos del centro no son cultura». No se trata de una opinión particular o política, sino de que, efectivamente, los actos programados en el Niemayer no tienen nada que ver con la Cultura (con mayúscula) y sí mucho con la propaganda política y las promociones sociales desmesuradas, e incluso con la gastronomía exquisita, aunque a todo esto pretendan disfrazarlo con el camelo de la «cultura», que en los últimos tiempos es señuelo harto eficaz para vender aire. Cierto que no existe un concepto preciso de «cultura», y descendiendo a casos particulares, yo no opino que una madreña es más importante para un asturiano que la «Venus de Milo», como opinó en alguna ocasión el señor Marcos Vallaure; pero si algo entendemos por cultura, no es exactamente una conferencia de Felipe González, o un encuentro entre amiguetes, todos ellos vinculados a la tenebrosa Sociedad de Autores; o servir comidas para trece paladares exclusivos o ponerle un casco de obra a Brad Pitt, o traer a un premio Nobel a comer fabada, o cortejar a Norman Mailer moribundo, o pasear a un actorcete titubeante y lleno de tics que ganó nombre entre los «progres» sin remedio porque se presenta como follador y a veces cita a Freud (vean, en cualquier caso, sus películas, vuelvan a ver «Coge el dinero y corre», y otros estúpidos engendros, y se explicarán por qué Woody Allen no tiene ningún éxito en su país de origen), o traer a otro para que ¡haga el estreno europeo de su última película en Avilés! ¿Gracias a Kevin Spacey Avilés va a convertirse en Cannes? Evidentemente, no, porque a Cannes ya se toma la precaución de ir la flor y nata del Niemayer. ¿Y es, en fin, cultura gastar un millón de euros del erario público en alardes y cuchipandas? Y todo esto, ¿qué le aprovecha a Asturias? ¿Qué tienen que ver con Asturias Wole Soyinka o Kevin Spacey, aunque tengan que ver con la cultura, o qué tienen que ver con la cultura Felipe González y Miguel Ríos, Víctor Belén, el Bosé y demás compañía? Si, efectivamente, nos libramos del Niemayer, nos quitaremos un gran peso de encima, y de manera especial los avilesinos, cuyos impuestos municipales van a subir de manera desmesurada. Y todo, ¿para qué? Ni se sabe. Porque todavía no se explicó para qué va a servir ese monumento, salvo que se hizo según los planos que le sobraban a un arquitecto faraónico.

«Las autonomías deben gastar en sanidad y no en obras faraónicas», acaba de afirmar un candidato que se ha olvidado que él fue el vicepresidente del Gobierno que permitió esas obras. Pero ahí le doy la razón. Los faraonismos, en el jardín de casa. Todo esto lo piensa casi todo el mundo, pero no se atreven a decirlo. Y hay que decirlo de una vez.

La Nueva España · 28 septiembre 2011