Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Personas y hechos de Asturias

Ignacio Gracia Noriega

El Principado y la Junta

Abro «Los orígenes del Principado de Asturias y de la Junta General», sólido volumen no sólo por los adustos saberes que contiene sino por la consistencia del libro, de 457 páginas bien nutridas de texto sabio con la excepción de algunos mapas y varias fotografías: obra ingente y valiosa que recoge las actas del congreso celebrado en Oviedo hace diez años con motivo del V Centenario de la creación del Principado de Asturias y que llevaba por rótulo el título de este libro. «Al éxito de aquella reunión no correspondió, lamentablemente, la inmediata y deseable publicación de sus actas», se explica en la breve nota introductoria. Pero no es tarde si la dicha es buena, y ahora aparecen aquellas actas en una cuidada edición de la Junta General del Principado de Asturias. El libro, después de las presentaciones de rigor, se inicia con un trabajo denominado «conferencia» (el resto de los trabajos son «actas», de acuerdo con la terminología ahora en boga) de Luis Suárez Fernández: «En tomo a los orígenes del Principado de Asturias». Las ponencias van divididas en los siguientes apartados: «El Principado de Asturias en las coordenadas políticas de la Castilla bajo-medieval», «La titularidad del Principado de Asturias en el siglo XV», «Principados y Estados regionales en la Baja Edad Media hispánica y europea» y «La Junta General del Principado y otros parlamentos, juntas y hermandades hispánicas en la Baja Edad Media». Todo lo que se pretenda averiguar sobre el Principado y la Junta aquí se encuentra; y ello sin darle la espalda a la posmodernidad, pues la ponencia inicial va firmada por un «colectivo» que se autotitula «Profesores del área de Historia Medieval del departamento de Historia de la Universidad de Oviedo». Acaso esto les parezca a algunos una ridiculez, pero no me negarán mis lectores que introducir lo de «área de Historia Medieval» en un libro sobre medievalidades le proporciona un aire más «moderno» y didáctico al asunto tratado: seguramente para incrementar la modernidad, las actas fueron presentadas obligatoriamente en «disquete». Por este camino se llega desde Cromagnon hasta los viajes espaciales de dos patadas.

Una obra de estas características es de enorme interés en muchísimos aspectos. También cabe hacerle algunas objeciones. La primera y principal es que se trata de un libro de interés general que sólo puede interesar a muy pocos. Me explico: al ceñirse al ámbito académico, la erudición es fuerte pero la forma de presentarla es poco atractiva. El mundo académico, sobre todo en aspectos muy puntuales como el medievalismo asturianista, vive un tanto desconectado de la sociedad, con su propio (y plúmbeo) lenguaje y normas que más parecen manías. Es decir: este libro está compuesto por trabajos de medievalistas para medievalistas. No pido que todos los medievalistas escriban como Edward Gibbon, ni siquiera como don Juan Uría o don Claudio Sánchez Albornoz, pero hemos de convenir que una prosa como la de Juan Ignacio Ruiz de la Peña Solar cuando escribe: «Como cristalización de un gradual proceso de territorialización e institucionalización del país astur que se vendría gestando desde los primeros tiempos de la Edad Media. 2º. Como punto de arranque de un nuevo modelo de articulación...» suena mal, parece escrita a golpes de tambor. Por escribir bien no resulta el erudito menos sabio, aunque temo que cierto complejo de inferioridad «científica» de algunos historiadores actuales los conduce a considerar como «literatura» todo lo que no sean fechas y cartularios. Otro defecto es la ausencia de índices, ya que no estamos ante una obra de amena lectura (aunque podría serlo, como lo es el artículo de los señores McKay y Goodman), sino de consulta. Y si para consultar algo tenemos que leer una página de Fernández Conde (que aquí figura con el pseudónimo de «Profesores del área de Historia Medieval») estamos aviados. No le niego mérito a esta gran obra, pero quien desee tener una idea precisa de lo que fue la Junta General del Principado sin pretensiones de especialista sacará, sin duda, mayor provecho de la lectura del libro de Tuero Bertrand (Ayalga, 1978).

Hace la presentación del volumen Ovidio Sánchez, presidente de la Junta, bajo cuyo mandato se han publicado obras fundamentales de la historia y del pensamiento político asturianos. En el aspecto cultural, forzoso es reconocer la gran labor de Ovidio, que ahora parece dispuesto a transitar por otros horizontes.

La Nueva España · 17 de febrero de 1999