Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Personas y hechos de Asturias

Ignacio Gracia Noriega

El matemático Pedrayes

Además de dar nombre a una calle de Oviedo, ¿Agustín de Pedrayes significa algo para la mayoría de los asturianos de estos años finales del siglo XX? Quienes lean los diarios de Jovellanos lo encontrarán con bastante frecuencia en esas páginas. Fernando Vela, en uno de los ensayos incluidos en el volumen «El grano de pimienta», «Un día de Jovellanos en Gijón», le califica como «el profesor de Matemáticas que, a veces, de asuntos muy sencillos da unas explicaciones complicadísimas que Jovellanos no entiende». Agustín de Pedrayes y Foyo era un sabio, especie que no abundó en España ni el siglo XVIII ni, mucho menos, en éste, y casi «vida paralela» de Jovellanos, sino fuera porque toda vida es personal e irrepetible. No obstante, incluso dejando aparte que hubiera nacido en el mismo año que el polígrafo gijonés, Pedrayes, al igual que su amigo, vivió y estudió en Asturias durante anos años pacíficos y fecundos; y sus últimos años, al contrario de lo que ocurre en otras biografías, que suelen ser sosegados, fueron de ajetreo e incertidumbre sacado de su mundo habitual por las convulsiones de la guerra de la Independencia. Javier Rubio Vidal, en su discurso de ingreso en el RIDEA en el año 1950, nos recuerda estos años penosos, y las catastróficas consecuencias que tuvieron sobre su obra y su legado intelectual: «Don Agustín de Pedrayes y Foyo murió soltero, y hubo de de andar errante los últimos. años de su vida, que coincidieron con los de la guerra de la Independencia; parte de sus trabajos, archivados en el observatorio astronómico de Madrid, fueron quemados por los soldados de Bonaparte; otros, junto con su colección de libros, desaparecieron en el incendio del alcázar de Segovia. Con la Universidad de Oviedo ardieron también en octubre de 1934 posibles datos inéditos y finalmente lo que con él se relacionado se guardaba en el archivo del Real Instituto de Jovellanos desapareció también hecho pavesas entre los gloriosos muros calcinados del antiguo colegio de la Compañía de Jesús de Gijón, convertido en cuartel de Simancas».

Curiosamente, y aunque Pedrayes estaba en Lastres y Jovellanos en Gijón, no coinciden hasta 1794, ambos cincuentones ya (Jovellanos había cumplido los 50 el 5 de enero, mientras que Pedrayes los cumpliría el 28 de agosto). Jovellanos anota en sus «Diarios», el lunes 26 de mayo de 1794: «Por la tarde encuentro en el paseo al matemático don José Pedrayes, antes maestro de los pajes del rey, que vino de Lastres a ver el pueblo. Larga conversación con él sobre nuestros nuevos estudios. Nos emplazamos para mañana...». Aquellos finales de mayo de hace doscientos años eran de tiempo crudo, con lluvia y frío. Jovellanos no debía tener una idea muy precisa sobre Pedrayes, ya que al anotar su nombre por primera vez le denomina «José», cuando los nombre del matemático eran Agustín Bernardo, el primero por el santo del día y el segundo por su tío materno fray Bernardo Foyo, de la orden de San Benito. Pedrayes había nacido en el barrio de La Salgar, de Lastres, el 28 de agosto de 1744, hijo de Emeterio Pedrayes, de profesión médico, y de María Manuel Foyo, ambos de la vecina parroquial de Lué. El doscientos cincuenta aniversario de su nacimiento nos permite recordar a este personaje, destacado en la ciencia española de su tiempo, y cuya dimensión actual no puede valorarse en su totalidad a causa del fatal destino de buena parte de sus papeles. Consejero de Jovellanos en asuntos de su especialidad, y compañero de paseos, opinaba decididamente que el Álgebra debe preceder a la Geometría. Cuando se va a Madrid, Jovellanos anota: «Le regalo el Smith en inglés; el su rapé; tierna despedida».

La Nueva España · 30 agosto 1994