Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Despedidas & necrológicas

Ignacio Gracia Noriega

Un ilustrado: Armando Grande Roca

Apuntes sobre el cronista real de Muros de Nalón recientemente fallecido

Por su esquela mortuoria y por el artículo necrológico de Xuan Cándano me entero de la muerte del amigo Armando Grande Roca, alma y motor de "La Ilustración Asturiana", publicación benemérita e insólita que codirigía al alimón con Xuan Cándano; y era insólita esta publicación porque a diferencia de otra de parecidas características en la zona oriental que se vendió sin el menor decoro ni pudor al partido que gobierna con mano de hierro Llanes desde hace de un cuarto de siglo, en Muros de Nalón las cosas son diferentes y como nos recuerda Xuan Cándano, cuando Armando Grande "daba conferencias, la alcaldesa y la junta local nunca estaban, aunque se los espera. Ni siquiera estaban en su funeral". Supongo que estos "feos" preocuparían muy poco a un alma grande como la de Armando Grande: ¿Para qué quería en su funeral a gente que en el mejor de los casos sólo estaría allí por figurar y que tal vez no sabe ni rezar?

Otra cuestión es que no le hayan hecho cronista oficial de Muros: imperdonable, como que Fernando Inclán no lo haya sido de Pravia desde hace muchos años. Los agravios a los cronistas oficiales, bien por no haber nombrado a quienes merecían serlo, o bien porque se les negó cicateramente cualquier reconocimiento, como a don Luis Iglesias el nombramiento como hijo predilecto de Salas, son innumerables. Pero dejémonos de mezquindades. Aunque Armando Grande no haya llegado a ser el cronista oficial de su pueblo, era el cronista real porque era el que más sabía de Muros, como bien lo demostró a lo largo de su dilatada y fructífera trayectoria.

Nacido en Nueva York hace 94 años, dedicó su vida a Muros y al estudio de su pasado y peculiaridades. Durante los últimos años se le presentaron complicaciones, primero a causa de la salud de su mujer, que tenía problemas con el tratamiento de sintrón, y después a él mismo; con fecha de 20 de noviembre de 2012 me escribe: "Con 93 años sobre mis espaldas y 22 sin fumar ¡acaban de diagnosticarme un cáncer de pulmón! Empezarán a radiarme uno de estos días. Sé que moriré de un catarro, de la coz de una mula, de la dolencia del corazón que padezco, pero de cáncer ¡ni hablar! No sabe dónde se ha metido". Como se comprobará, su optimismo era batallador y ejemplar. No era hombre que se rindiera ni se echara atrás, y gracias a ello una publicación trimestral modélica y gratuita como "La Ilustración Asturiana" pudo sobrevivir contra viento y marea durante tantos años.

Su timbre de gloria, según él contaba, era haberle llevado la contraria a Franco. Siendo ingeniero de Obras Públicas, el dictador osado como todos los que poseen mucho poder, como Trevín, que no sólo ofende al sentido común sino a la lengua española usando palabras como "precarizan", hizo algunas consideraciones de carácter técnico disparatadas y Armando Grande le paró lo pies. Franco mandaría mucho en El Pardo pero quien sabía de carreteras era él y así lo hizo constar.

"La Ilustración Asturiana" es una publicación agradable con una hermosa cabecera. No había número en el que Armando Grande no colaborara; todavía en el correspondiente al invierno de 2013 aparecen dos colaboraciones suyas firmadas con sus iniciales. Y números anteriores los escribía prácticamente él sólo y el resto Xuan Cándano.

Yo mantuve con él una correspondencia de muchos años: escribía unas cartas pulcrísimas. Y la primera felicitación de Navidad era la suya, las últimas con una fotografía de su nieta.

La Nueva España · 7 abril 2014