Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Bajo las nieblas de Asturias

Ignacio Gracia Noriega

Ceán Bermúdez y Agustín Argüelles

Aunque un poco decepcionado por la escasa atención que el jurado del premio «Príncipe de Asturias» de las Artes prestó a la candidatura de Curro Romero, patrocinada por el Centro de Asturianos de Sevilla, éste sigue adelante, bajo la presidencia de Joaquín Álvarez Suárez, en su estimable labor cultural y asturianista. La candidatura de Curro Romero iba bien avalada por tres mil firmas, 350 cartas de personalidades en diferentes campos y 75 adhesiones de instituciones oficiales y taurinas, culturales y artísticas. Pero no pudo ser, y como dijo un gran torero de antaño, lo que no puede ser es imposible. Por no haber recibido este premio Curro Romero va a ser menos, ni el pianista polaco que lo obtuvo va a ser más popular aquí.

Y a seguir navegando. El muy estimado servicio de publicaciones del Centro Asturiano de Sevilla acaba de publicar un nuevo librito, de muy agradable aspecto, dedicado a «Agustín Argüelles, diputado nacional y hombre de Estado». Con el mismo formato se han publicado previamente otros dos libritos dedicados a Ceán Bermúdez: «Juan Agustín Ceán Bermúdez, asturiano en Sevilla» (1999) y «Ceán Bermúdez. Algo más que una calle» este año. No podemos decir que la obra de Ceán Bermúdez esté al alcance de todos aquellos que puedan interesarse por ella, pero esta carencia se está remediando en parte gracias a dos instituciones privadas, al Centro de Asturianos de Sevilla y al Ateneo Jovellanos de Gijón, que en el año 2000 reimprimió facsimilarmente las «Memorias para la vida del excelentísimo señor don Gaspar Melchor de Jovellanos y noticias analíticas de sus obras», de Juan Agustín Ceán Bermúdez, primera biografía del prócer, publicada en Madrid en 1814. En el prólogo a esta obra escribe José Luis Martínez, presidente del Ateneo Jovellanos: «Con la edición de su biografía de Jovellanos cumplimos un doble objetivo: por una parte, ponemos a disposición del público una biografía especialmente interesante en razón del cercano conocimiento que Ceán Bermúdez tenía de Jovellanos; se trata, por la proximidad histórica y afectiva, de un testimonio histórico especialmente valioso. Pero esta publicación sirve, además, de reivindicación histórica de uno de los más ilustres gijoneses (Ceán Bermúdez) a quien consideramos que no se le ha prestado todavía la atención debida a sus méritos». De que no se le ha prestado todavía a Ceán Bermúdez «la atención debida a sus méritos» es consciente, asimismo, el Centro de Asturianos de Sevilla, que por eso subtitula una de sus publicaciones sobre él: «Ceán Bermúdez: algo más que una calle». Porque, en efecto, la calle de Ceán Bermúdez es de las conocidas de Sevilla, pero ¿quién es ese señor Ceán Bermúdez que la rotula? Para los sevillanos, un perfecto desconocido, y, lo que es peor, también para buena parte de los asturianos. Los nombres de las calles son algo más que un rótulo y, en este sentido, es de destacar el ejemplar y formidable esfuerzo del doctor José Ramón Tolivar Faes cuando compuso su documento y ameno libro sobre los nombres y cosas de las calles de Oviedo, al que siguieron otros libros sobre las calles de Gijón y de Ribadesella, respectivamente, y está a punto de aparecer otro sobre los nombres de las calles y plazas de Noreña, por Miguel Ángel Fuente Calleja. El Centro de Asturianos de Sevilla, a su vez, publicó un libro, igualmente instructivo, sobre los hombres asturianos en el callejero de Sevilla, que son abundantes. Y para que Ceán Bermúdez sea «algo más que una calle», en el librito de ese título se publican, además de dos trabajos eruditos, «Juan Agustín Ceán Bermúdez (1749-1829) y Sevilla», de Mauricio Domínguez, y «Arte y artistas asturianos en la obra de Ceán Bermúdez», del especialista José Clisón Aldama, un texto del propio Ceán: «La descripción de la custodia de la Santa Iglesia de Sevilla». También en el otro libro dedicado a Ceán se incluye, además de su biografía, otro texto suyo, reproducido facsimilarmente, «La descripción artística del Hospital de la Sangre de Sevilla».

Ahora le toca el turno a Agustín Argüelles, con un libro que estudia al político riosellano en sus facetas de diputado nacional y hombre de Estado y de su vinculación con Sevilla, ambos trabajos firmados por Juan Ramón Coronas, más otro sobre la vieja plaza de Argüelles o setenta años de historia de Sevilla (1868-1938), por J. A. Mesa y M. A. Yáñez Polo. Madrid, Cádiz, Oviedo y Gijón, nos recuerda Joaquín Álvarez, tienen a Argüelles en su callejero y Ribadesella, naturalmente. Sevilla tuvo la plaza de Argüelles, que en 1938 pasó a llamarse de otra manera. Ahora, Argüelles retorna al callejero sevillano en el pasaje de Agustín Argüelles, atendiendo a la petición del Centro Asturiano, y con ese motivo se publica este librito que nos permite recordar al gran Argüelles a la vez que le presenta desde puntos de vista novedosos.

La Nueva España · 31 de octubre de 2001