Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Entre el mar y las montañas

Ignacio Gracia Noriega

Amieva

Dice Lueje, siempre dado a la mística medio épica del montañero, o viceversa: «Al poniente de los Picos, hasta Puente Dobra, queda Amieva, quizá el más áspero y recóndito concejo astur. Diciéndose de esas quebradas tierras que en tiempos muy pretéritos habían constituido el corazón de la primitiva Concania y que los actuales amievenses son los puros y directos descendientes del feroz concanus, el de las legendarias hazañas del Mons Vindius y de la Peña de Pelayo». Y añade una gran verdad: «Amieva, apartada, remota, casi ignorada, es bien legítimamente florón de lustre, dentro de las galas de la alta Asturias. Siendo todo su término, como una conjunción, un ayuntamiento de esclarecidas bellezas naturales, de las que aún son más sobresalientes y excelsas las concentradas del Sella sobre el saliente, para la cuenca del Dobra y el Cornión. Es a partir de la empicorotada aldea de Amieva (572 m.), primitiva capitalidad –hoy lo es Sames–, que se sitúa al socaire del Pico Abogueru, por la abertura del río Vallejón, y sobre un otero que presenta atalayador mirar hacia un cegador panorama de tierras y cumbres». ¿No escriben a veces los montañeros como si imitaran a Camilo José Cela? Y, sin embargo, es cierto que Amieva, ni tan apartada [220] ni tan remota, es lugar de paso para los que salen a Castilla por el Pontón. Prolonga a Cangas de Onís por el Sur y se extiende hacia Ponga.

Amieva es monte y también estrecha carretera que va a incrustarse en la montaña. Dejando atrás Caño y Tornín, que son de Cangas de Onís, como se sabe, nos encontramos, ya en Amieva, con Teyacrespa, aldea desvencijada, Corigós y El Pontigu, y con Santillán, que es un pueblo bastante grande, un poco más allá de la desviación a Ponga. Como escribe Dolores Medio: «Apenas sale el viajero de Cangas de Onís, por la carretera que corre paralela al Sella, se encontrará con un pozo salmonero que hará las delicias del pescador si se detiene en sus orillas. Caño y Tornín son dos pueblos que se miran en sus aguas, antes de que en el Sella se viertan las del Dobra, aumentando su riqueza pesquera. Pasados estos pueblos, la carretera se bifurca y su brazo izquierdo, más robusto, va por Santillán a Sames, siguiendo el curso del Sella. El otro brazo, el ramal que arranca hacia la derecha, sigue el curso del río Ponga, también truchero, cerrando un círculo casi perfecto, para comunicar entre sí los pueblos de Cazo, Priescas, Balneario de Mestas, Beleño, Viego, uniéndose en Beyos a la carretera que, siguiendo el curso del Sella, sube al puerto del Pontón».

El desfiladero de los Beyos entra en León por Oseja de Sajambre: es un desfiladero tremendo, con enorme lápida de prosa traducida encajada en la roca y, quesos artesanales. Mas al regreso desde las alturas, como escribe Dolores Medio, «vuelve el viajero sobre sus pasos al llegar al límite de la provincia, para regresar ahora, siguiendo el curso descendente del Sella, por el brazo más ancho de la carretera, el que pasa por Sames, capital de Amieva, pueblo también de pastores y de agricultores, recostado en las estribaciones del macizo occidental de los Picos de Europa. Vega del Sella, Cien, Precendi, son otros pueblos que el viajero hallará en su recorrido, desde el desfiladero hasta Sames».

Juan Antonio Cabezas se refiere, en «Asturias. Biografía de una región» a tres concejos de pastores pertenecientes al partido judicial de Cangas de Onís: Onís, Ponga y Amieva; y de Amieva dice: «Saltando sobre las sierras del puerto de Cangas que las separan, podemos pasar de Onís al otro concejo pastoril: Amieva. Es un concejo cerrado por altas montañas (sierras de Amieva y Ponga), sin más salida que la carretera del Pontón, o sea, la de Las Arriondas a Sahagún, antigua «senda el Arcediano», camino de herradura construido en el siglo XVII por don Pedro Díaz de Oseja, arcediano de Villaviciosa y fundador del Colegio de San José de Oviedo. También se llama al camino de Oseja, «camino del almagre». La carretera fue hecha según el proyecto del ingeniero don Pedro Severo Robles. Sigue el Sella hasta su nacimiento, en la vertiente de Oseja de Sajambre. Y a fuerza de pasarlo y repasarlo por un desfiladero entre montañas cortadas, que forman escobios imponentes sobre el río, consigue uno de los trayectos de carretera más atractivos de toda la provincia. Amieva (112 kilómetros cuadrados y 2.700 habitantes en 1970) está rodeado por los concejos de Cangas de Onís, Parres, Ponga y la provincia de León. La capital del concejo es el pueblo de Sames, encaramado en una ladera verde sobre el río, hasta el que sube un ramal de carretera que nace en Prescendi. En la parte baja del concejo, sobre las hermosas vegas del río Sella, tiene [222] fértiles tierras y pueblos ricos, como la Vega del Sella, sede del primitivo condado, y la Vega de Pervís, donde el río Ponga se une al Sella. También Amieva, pueblo alto, que da nombre al concejo, tiene una carretera de cinco kilómetros en espiral desde Ceneya. En la orilla de la carretera general son también conocidos los pueblos de Vega de Cien y San Millán».

En el catálogo de Madoz, Amieva disfruta de un clima «templado y sano» (no así San Román de Amieva, cuyo clima es también sano, aunque frío), y comprende las feligresías de Amieva, San Juan Bautista; Argolivio, San Martín, Mián, Santa Meria; San Román de Amieva y Sebarga, Santa María de las Nieves. En estos concejos de montaña se tiene presente a la Virgen de las Nieves, que aunque se celebra en, agosto, les llevará, por su apelativo, el recuerdo del frío y crudo invierno: el caso más extremado es el de Bulnes, cuya fiesta celebra, como si no tuviera nieve suficiente a lo largo de todo el invierno.

Añade Madoz que «el terreno destinado al cultivo es de corta extensión, pero fértil; la pradería sostiene ganado vacuno y un crecido número de otras clases, que se recogen en el invierno en unas casas o cabañas preparadas a este fin, y a la conservación de la yerba que se recolecta de la misma pradería; ésta se encuentra dividida entre muchos partícipes». La economía hoy sigue siendo forzosamente minifundista, asentándose, como en los otros concejos de montaña vecinos, en la ganadería y en la labranza. No se trata de un concejo rico; señala Madoz que, en su tiempo, «la cría del ganado, la leche, la manteca, los manzanos y castaños, los avellanos y otros frutales, acuden a la subsistencia de estos vecinos, que si bien en la mayoría pobres, no puede llamárseles mendigos; [223] acaso no haya quien deje de tener un poco de labor o una o dos cabezas de ganado».

Posiblemente por Amieva anduvieron los celtas más que por otras zonas. Lueje se refería a Concania; Fernández Guerra escribió también: «La de Cóncana, hacia Cangas de Onís». Intentar estas localizaciones antiguas es el cuento de nunca acabar. Algunos sitúan la «Cóncana» hacia Abamia: pero, en cualquier caso, si en Abamia se descubrió un dolmen, otro apareció en Amieva, muy cerca de la iglesia primitiva de Santa María de Mián.

José Ignacio Gracia Noriega. Cronista Oficial de Llanes
Entre el mar y las montañas, recorridos por la comarca oriental de Asturias
Económicos-Easa, Oviedo 1988, páginas 219-223