Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Mirador de sombras

Ignacio Gracia Noriega

Callejeo revolucionario

Sobre la ruta de la Revolución socialista del 34, que "aúna lo académico y lo turístico"

Con motivo del ponderado artículo de don Benjamín Gutiérrez Huerta titulado "Una ciudad necesita conocer toda su historia", me permito reflexionar en voz alta, es decir, por escrito, sobre si la Revolución socialista de 1934 fue el episodio más sobresaliente de la historia de Oviedo desde su fundación por los reyes Fruela y Alfonso II. Y me permito preguntar si sobre la mencionada Revolución no se ha escrito ya suficiente; por ejemplo, Indalecio Prieto: "Me refiero al movimiento revolucionario de 1934. Me declaro culpable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España entera, de mi participación en aquel movimiento revolucionario. Lo declaro como culpa, como pecado, no como gloria". Estas palabras pueden leerse en "Discursos en América", página 102.

La Revolución de Asturias no es buen recuerdo para nadie, ni para quienes la perdieron ni para quienes la padecieron, que fueron todos los asturianos, hayan sido revolucionarios o no. ¿Qué sentido tenía tomar a sangre y fuego una ciudad pacífica en tiempos de paz? Yo no se lo veo, aunque la consecuencia es evidente: fue el pórtico de la atroz Guerra Civil de 1936 a 1939. Y repito lo que he escrito otras veces: mientras los españoles no consideren aquella guerra con el alejamiento con que se contemplan las guerras púnicas, aquí no hay nada que hacer. Por otra parte, estarían en su legítimo derecho si algunos ciudadanos organizan una "ruta turística" de la defensa de Oviedo: supongo que los que proponen la "ruta de la Revolución" podrían el grito en el cielo y lo considerarían como una propuesta fascista. Mas si hemos de ser objetivos, la defensa de Oviedo no tuvo menos envergadura histórica que la Revolución. Se justifica esta ruta porque "aúna lo académico con lo turístico". En el aspecto académico, durante los sucesos revolucionarios del 34, la Universidad de Oviedo, su biblioteca y su pinacoteca fueron destruidas. También se destruyeron la Catedral y la Audiencia; en cambio, la Diputación quedó indemne. ¿Obedecía a planteamientos ideológicos la quema de la Religión, la Cultura y la Ley, perdonando la Política? Tal vez sospechaban los revolucionarios que sus vástagos acabarían sentándose en el palacio de la Diputación.

Insinúa don Benjamín que hace sesenta años "una ruta sobre 'La Regenta' estaría prohibida". No es cierto. Hace sesenta años, la novela de "Clarín" circulaba libremente por España, al menos en tres ediciones, la de Cachero, la de Cabezas y no tardaría en aparecer la de Alianza Editorial. Lo que sucede es que en los años sesenta del pasado siglo no se conocían los "saraos" turístico-culturales, que, al menos los de aspecto literario, son serviles imitaciones del "Bloomsday" por Dublín. Pero esto no hace al caso. Lo lamentable es que se abran viejas heridas: que, al cabo de tantos años, se pretenda pre-sentar viejas guerras y revoluciones perdidas con si hubieran sido victorias. ¿Es que no fue la historia del siglo XX suficientemente violenta y desgraciada como para insistir en algunos de sus aspectos menos estimulantes?

La Nueva España · 13 octubre 2015