Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Mirador de sombras

Ignacio Gracia Noriega

¿A quién importan los «Oscar»?

Los premios de Hollywood sólo preocupan a los técnicos del «agitprop»

Hasta hace pocos años, febrero prolongándose hasta Carnaval era el mes de los gatos en celo, lo que bien sabe mi gato «Pelle», el cual, si el año pasado menguó por atender con demasiado entusiasmo a la «llamada de la selva», éste lleva parecido camino, aunque tomándose los preceptivos días de descanso. De una tacada durmió treinta y seis horas seguidas sin levantar la cabeza del almohadón y sólo come jamón de york. Me contó Melchor Fernández que Juanín de Mieres se había conservado tan bien hasta pasados los 90 años gracias a que después de una descubierta a la que están expuestos los grandes intérpretes de la tonada astur, su mujer le tenía una semana entera a sopitas, caldinos con yemas de huevo, vino reconstituyente y miel por la mañana para aclarar la voz. Yo le doy a «Pelle» lo que pide pero no puedo evitar que salga al campo cuando lo exige la afición aunque sea renqueante, pues además de lindas gatitas subidas a los árboles para lucirse mejor hay en torno a los árboles o a los muros gatones malos y muy veteranos, capaces de atacar sin atender a las normas del marqués de Queensberry gatuno (que sin duda lo hubo). Yo tuve un gatazo de esa especie llamado «Millán Astray» porque había perdido un ojo y cojeaba de una pata a consecuencias de diferentes épicas galantes y otros altercados resueltos a la brava. «Pelle», más moderado y caballero, continúa a lo suyo, durmiendo y saliendo y volviendo a dormir, pero si continúa menguando a causa de tanto desgaste, no habrá más remedio que llevarle al veterinario, para que Germán le meta el termómetro por el culete, lo que no le gusta nada, para que aprenda a moderarse.

Pues bien: en la actualidad febrero es «el mes de los "Oscar"». Tanto es así que en febrero se entregan los premios «Goya», servil imitación de los premios de la Academia de Hollywood en plan hortera muy subido (la politización de estos premios es asunto que no me interesa: para que aprenda la derecha a qué conduce despreciar de manera tan olímpica a los «artistas»). Sabido es que según el «agitprop» estatal, los premios Nobel son el no va más allá de lo imaginable en esta España tan poco agraciada con esa lotería. Y lo de los «Oscar» ya es de preocupar. Tal parece que se conceden aquí para promocionar el cine español. Durante todo el mes algunas cadenas televisivas sólo proyectaron películas «oscarizadas» (algunas muy malas) y otras sórdidamente pedantes, y a la celebración de los «Oscar» se le concede mayor relieve que a los Carnavales de Tenerife. ¿Es que entre las preocupaciones prioritarias de los españoles figuran los «Oscar»? Estoy convencido de que no, de que los «Oscar» sólo preocupan a los técnicos del «agitprop» que los ensalzan hasta la exageración a sus imitadores de los miméticos «Goya» para justificarse. Y hay algo un poco triste en esta frenética fascinación por los premios hollywoodienses: que aunque aquí haya el «Goya», no sirve de consuelo. Mejor lo auténtico, una vez más.

La Nueva España · 7 marzo 2013