Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Hemeroteca

Ignacio Gracia Noriega

El extraño caso del profesor Girón Garrote

Sobre la cátedra de Historia paralizada en la Universidad de Oviedo

Por un artículo de don Pedro José Vila publicado en «La Nueva España» del día 19 pasado, me entero de lo que pudiéramos denominar «el extraño caso del profesor Girón Garrote». Aunque ajeno al mundo universitario, en el que son tan frecuentes las intrigas y la zancadillas, según tengo entendido, no lo soy a José Girón, compañero de carrera en la vieja y más saneada, al menos en el asunto que nos ocupa, Universidad de los años sesenta del pasado siglo (pertenecía a un curso posterior al mío) y compañero también de alguna aventura cineclubística. Durante la transición fue de los que dieron la cara, bien es cierto que desde las trincheras moderadas del PSP. Su actitud política más evidente siempre fue el diálogo; recuerdo que decía: «Vamos a sentarnos delante de una mesa y dialogar». Ahora, según se desprende del artículo de Vila, parece que pretenden «hacerle la cama» en la Universidad de Oviedo desde trincheras claramente bolcheviques, ante la pasividad o el amedrentamiento del rector, señor Gotor, y sobre este desafortunado incidente que no beneficia en nada a la institución universitaria, planea la sombra negra y siniestra del historiador sectario que constituye la mayor desgracia de la Universidad ovetense a lo largo de su historia y que, impartiendo «más doctrina que sabiduría», se dedicó a la persecución de disidentes, como corresponde a un buen totalitario imbuido del espíritu político policial: apartó de Oviedo a un historiador de mérito como Enrique Moradiellos, delató a Gustavo Bueno Jr. y, aparte sus anuales arremetidas contra dos ilustres universitarios, ahora su descendencia obstaculiza el paso a la cátedra del profesor Girón Garrote. Una vergüenza es, en fin, el tal sectario.

Los aspectos burocráticos de este incidente los resume Pedro José Vila en el artículo citado. Yo no entiendo nada de burocracia, ni siquiera entiendo por qué en una Universidad como la de Oviedo hay más burócratas funcionarios que alumnos y profesores. Bien sabía don Pío Baroja que la mejor revolución que se puede hacer es poner en la calle a todos los funcionarios. Pero el hecho de que el departamento de Historia Contemporánea cierre el paso a la cátedra universitaria a uno de sus miembros sería ridículo si no obedeciera a un posible ajuste de cuentas políticas: a lo que parece, Girón no pertenece a la facción bolchevique. En cambio, lleva más de cuarenta años en ese departamento, ha publicado 18 libros, como autor en solitario o coordinador, y más de cien artículos en revistas científicas, periódicos, comunicaciones, ponencias, conferencias, cursos en universidades nacionales y extranjeras, etcétera. ¿No es esto suficiente para ocupar la cátedra? Para los que le oponen obstáculos, no. Vuelvo a citar a Baroja: «En España no se paga el trabajo, sino la sumisión».

Lamentablemente, esta situación anómala acabará salpicando al rector Gotor, de quien me dicen que es excelente persona y un buen universitario bienintencionado y apolítico. ¿Por qué será que los apolíticos siempre ceden ante los radicales, como las democracias cedieron ante Hitler en Múnich?

La Nueva España · 22 octubre 2010